martes, 25 de noviembre de 2008

SOLO SE VIVE UNA VEZ

A Carlos le resultó atractiva desde el día que su mujer se la presentó. Ana no era ese tipo de mujer explosiva con la que los hombres fantasean, pero tenía algo que a Carlos le despertaba un fuerte deseo y, de un tiempo a esa parte, tras unas cuantas de esas cenas todos juntos, también cierto cariño.

Esa noche la cena era en casa de Carlos. Su mujer se había esmerado mucho en la preparación del menú, y la velada fue especialmente agradable. Luis, como de costumbre, estuvo gracioso y bromeó sobre su divorcio. Parecía resultarle terapeútico, y los demás se divertían mucho con su sarcasmo antimatrimonial. Mientras Carlos y Ana, una vez más, acabaron un poco al margen del grupo charlando sobre cine, que tanto les gustaba a ambos.

Se hizo tarde. En la calle, comenzó a llover intensamente. Ana había venido andando, y no vivía en el centro como el resto. Así que Carlos se ofreció a acercarla a su casa. Los demás se despidieron y se marcharon, salvo Luis, que se quedó a ayudar a la anfitriona a recoger la cocina.

Llegaron a casa de Ana. Carlos apagó el motor, y mirando a Ana para despedirse, apoyó su mano sobre la palanca de cambio. Ana se quedó mirándole, mientras sonreía. Temerosa, puso su mano sobre la de Carlos. A Carlos le atravesó un escalofrío. Estaba sorprendido. Y la deseaba tanto...Pero estaba casado, y verdaderamente quería a su mujer. Sin embargo, ante la invitación de Ana a subir a su casa, Carlos repentinamente tuvo como una visión de él mismo y su mujer, ancianos y decrépitos, y le asaltó una especie de terror a no disfrutar de más belleza que la de su mujer, y como una nostalgia de esa especial sensación del encuentro primero, y finalmente se dijo: "Bueno, solo se vive una vez".

Laura estaba enjuagando los platos en la pila. Luis que venía del salón ya simplemente para despedirse, se quedó mirándola. Desde el instituto, siempre le había parecido que era la más guapa, y durante un tiempo fueron novios... Pero fue Carlos quien se la quedó. Se sintió tentado a acercarse, y al fin y al cabo, Carlos aún tardaría, pues Ana vivía en la otra punta de la ciudad. Caminó hacia ella, la cogió por el talle desde detrás, y le besó la nuca.

Ana sintió un escalofrío. Sentía un cariño especial hacia Luis, y había que reconocer que el divorcio le había sentado bien. Estaba guapo, y parecía que aquel traumático proceso le había hecho más maduro, más sabio, nada que ver con la infantilidad que le caracterizaba en el instituto e incluso en la facultad. Por un momento pensó en dejarse llevar. Sin embargo, le vino a la cabeza como una visión de sí misma, anciana, encorvada por el peso de la culpa. Se vio lamentándose por no poder mirarse con la frente bien alta al espejo sin nada que reprocharse. Lamentando no poder terminar su vida sabiendo que había pasado por ella siendo lo más feliz que pudo sin hacer mal a nadie, sobre todo a quien quería y la quería. Y mientras retiraba las manos de Luis de su cintura y, negando con la cabeza, le dejaba claro que no le otorgaba permiso para continuar, pensó: "Solo se vive una vez".





lunes, 3 de noviembre de 2008

G-20


Una vez más creo que nos equivocamos en el tema de discusión.
Últimamente el tema es si España debe estar en el G-20, si el Gobierno hace lo suficiente por estar etc...Para mí, el debate en el tema del G-20 es otro.
El asunto que tal vez deberíamos estar discutiento es el agravio a los principios democráticos que supone ese club.
¿A santo de qué puede esta autoproclamada élite reunirse a tratar los asuntos del mundo y acordar medidas y políticas que afectan a todos los países?
No me gustaría parecer desonfiado, pero creo que es bastante probable que lo que este pequeño grupo decida hacer o no hacer responda fundamentalmente a sus intereses, y no precisamente a los del resto de cientos de países del mundo.
¿Alguien se imagina que en su comunidad de vecinos los dos o tres más ricos se reunieran por su lado y decidieran por ejemplo si la calefacción será central o individual, o si es más conveniente poner un ascensor o gastar ese dinero en un sistema que permita reducir las fugas y ahorrar en la factura del agua? . Parece impensable ¿no?. Pues opino que eso es lo que ocurre con este grupo. Por cierto opino también que seguramente en dicho supuesto, al rico vecino del sexto piso, le importa más subir cómodamente en ascensor que la factura del agua...

Obviamente, yo creo que es mejor estar que no estar en el ajo. Pero sinceramente, es un debate que no me importa tanto como el otro.
Y me importa porque creo que una de las cosas que se han puesto de manifiesto claramente a propósito de la famosa crisis, es que la economía, mejor dicho, un tipo de economía se ha globalizado a toda velocidad, operando de manera difusa y borrosa por todos los rincones del mundo sin ninguna autoridad clara que vigilara los posibles excesos o negligencias. Creo que es más que evidente que hace falta una autoridad política global que someta a principios y a normas a la economía global. Necesitamos un Gobierno Mundial, un Parlamento Mundial, un Tribunal de la Competencia Mundial, para que el capitalismo no pueda por un lado aprovecharse de las fronteras que mantiene para las personas pero derriba para sus movimientos, no pueda aprovecharse de la contraposición de intereses particulares de cada país (los jerifaltes de Renault se estarán frotando las manos viendo la pelea entre Francia y España por retener en sus respectivos territorios sus fábricas...), no pueda en suma, aprovecharse del vacío legal global.
Y la cosa es que esa especie de Gobierno Mundial ya está gestado. Se llama Organización de Naciones Unidas, y aún con todos sus defectos, a mi juicio es el único organismo legítimo para tratar las cosas del mundo, las que afectan al planeta, no solo al grupo de los más poderosos (y los amigos a los que necesitan, a los que llaman emergentes...).
Para mí este es el tema, no infantiles discusiones sobre si somos más o menos importantes. ¡Ay, ese mal entendido orgullo patrio! ¡Esa mezquina actitud de "estemos con los más fuertes"!
Yo me enorgulleceré de mi país y le tendré por importante si un día resulta ser el artífice o catalizador de un proceso que culmine con una ONU fuerte, operativa y eficaz mediante la cual, todos los países del mundo tengan voz y voto en el gobierno del mundo.
Mientras tanto, yo al G no le encuentro el punto...